27 de septiembre de 2010

El señor Gutiérrez y su hijo Ramírez

El señor Gutiérrez entró al despacho de la directora. Su secretaria lo detuvo.
-Disculpe, ¿tiene una cita con la directora Embribes?- le preguntó la señorita.
-Bueno, sí. Ella me llamó. Pero no vaya a pensar mal, no es una cita de amor...- se sonrojó Gutiérrez.
-Yo no pienso mal ni bien. No pienso directamente. Dígame su nombre, que enseguida lo comunico con ella.-
-Rolando Gutiérrez, padre de Norman Ramírez.- contestó orgulloso.
-¿Cómo puede ser qué sea el padre y que no tenga el mismo apellido?- preguntó desconcertada la secretaria, mientras levantaba el tubo del intercomunicador.
-Bueno, yo cambié mi apellido de grande. Ramírez no me gustaba demasiado.-
La secretaria no escuchó la respuesta, porque ya estaba hablando con la directora e informándole que el señor ya estaba allí.
-Pase, lo está esperando.- le dijo al fin la secretaria.
El hombre abrió la puerta que lo llevaba al escritorio de la directora.
-Buenas días señor Gutiérrez. Muy puntual.- lo recibió. Era una señora de no más de cincuenta años, con varias operaciones en su rostro y un cabello rubio platinado poco real.
-Así es, señora directora. ¿Cuál es el motivo de su llamado? Sepa que soy un hombre muy ocupado...- le dijo Gutiérrez.
-Bueno, obviamente, es para hablar de su hijo Norman.-
-¿Qué le anda sucediendo a mi primogénito?- preguntó preocupado Gutiérrez y siguió:-¿algún problema de conducta?-.
-Bueno, mas o menos. Norman es un chico tranquilo en la clase. No hace mucho ruido, ni habla mucho con sus compañeritos... pero de alguna forma le gusta transgredir.- le dijo la directora, bajando sutilmente sus anteojos para leer, y mirándolo de forma significativa.
-Sea mas clara, por favor-.
-Mire señor, a su hijo Norman le gusta ir en contra de todo lo establecido. Le pone tildes a los números, suma y resta las letras, ubica geográficamente los hechos históricos y traza mapas sobre los planos de anatomía del cuerpo humano...-.
-No veo nada de malo en ello. Mi hijo es de los que ven el proceso estudiantil como un solo cuerpo. De los que no dividen las asignaturas.- dijo ofuscado el señor Gutiérrez.
-Bueno señor, para serle sincera, su hijo ni siquiera sabe dividir. Nunca lo aprendió. Pero no es solo eso. En la clase de música, en vez de escribir la nota musical Si, escribe No. Cuando la nota es La, escribe El y cuando es Sol, lo cambia por Luna. También observamos que juega al fútbol con un balero y además... creemos que le gustan los chicos, señor.-
El señor Gutiérrez acomodó su corbatín.
-Discúlpeme señora, pero no se en qué se relaciona eso con las normas educativas. Ud. arrancó esta conversación argumentando que transgredía lo establecido por la escuela, y sus orientaciones sexuales, poco tienen que ver con ello.-
-No esta directamente relacionado, Gutiérrez, pero nosotros tenemos la obligación de formar al alumno en todo sentido, no sólo académicamente. Aquí deberá aprender los valores humanos de nuestra sociedad, no solo los valores matemáticos de los dígitos, los cuáles, no los sabe en absoluto.-
Gutiérrez ya no contestaba. Solo miraba el piso, mientras jugaba con la punta de sus zapatos.
-Ayer vimos lo que nos pareció, tal vez, la gota que colmó el vaso. Su hijo estaba leyendo el Mein Kampf de Adolph Hitler, a la vez que recitaba en voz alta poemas de Pablo Neruda. Creemos que esto ya no da para mas.- dijo la directora de manera terminante.
El señor Gutiérrez se levantó de su asiento y salió de manera abrupta del despacho de la directora. Fue directamente al aula donde su hijo se encontraba. Entró y sin importarle lo que la profesora pueda decirle, lo tomó de la mano y se lo llevó a la fuerza, casi arrastrándolo.
-Basta Norman, no voy a dejar que pases lo que resta de tu primaria y tu secundaria en un colegio donde no respetan las libertades individuales. Te voy a meter en ese colegio agrónomo industrial que siempre me gustó tanto. Esto se acabó.- terminó de decir el señor Gutiérrez, y se retiró del establecimiento con su hijo Ramírez.

Santi Martinez